Querida lectora, querido lector:
Os doy las gracias por haber estado ahí desde el 2 de julio de 2017, tanto a los ninjas furtivos que se dejan caer por aquí en silencio como a quienes me han hecho llegar, de una manera u otra, sus impresiones acerca de estos textos y me han animado y dado fuerzas para seguir batallando para defender la constancia.
«Épica baladí» abrió sus puertas hace exactamente trescientos sesenta y cinco días con un relato sobre un zapatero de río que estuvo a punto de morir. Le han seguido cincuenta y cuatro domingos y el mismo número de historias verdaderamente verdaderas; tal vez con los nombres de sus protagonistas cambiados, al igual que los lugares donde tuvieron lugar, pero todo real.
Estas crónicas surgieron por diversas razones. La primera: quería hacer algo con todos esos apuntes de vivencias que tenía, las anécdotas que me habían contado o que había escuchado de refilón en un autobús entre Sevilla y Algeciras, los recortes de periódicos que había acumulado a lo largo del tiempo. La segunda y no menos importante: pretendía lanzar una obra literaria de manera gratuita sin coste ni compromiso para el público que quisiera leerla. Los ilustradores tienen su portafolios para enseñar muestras de su trabajo, los músicos tienen sus maquetas y yo, que no sé hacer nada de estas cosas, también quería ser popular, como Bender.
Con todo esto en mente me propuse publicar una historia de interés (al menos para mí) una vez por semana durante un año. Y si he conseguido llegar a la meta no ha sido por mis propios medios y esfuerzo.
He tenido a alguien conmigo durante todo el viaje.
Querida María:
Capitana, compañera, editora, amor y lo que haga falta: Swiss Army Woman. «Épica baladí» es tan tuya como mía; como todo; como siempre.
Si he cumplido el objetivo de un año, de tantas y tantas horas de escritura y extrema puntualidad ha sido por ella. No hay línea en este libro digital que se haya publicado sin su visto bueno, ni desánimo que me surgiera que ella no aplacara quedándose a mi lado hasta altas horas de la madrugada, o en una cafetería, o en el traqueteo del transporte urbano, o tirados en un sofá bajo capas de mantas.
Esto existe por María.
Y lo próximo también.
Porque «Épica baladí» terminará tal y como está planteada el próximo domingo día 8 de julio con un último relato breve, pero no será su final. Son muchas las historias que se han quedado fuera y no por falta de interés o calidad, sino por tiempo. El plan contemplaba un año de duración y ahora el proyecto evolucionará, espero, hacia algo mayor: buscarle hueco en las estanterías físicas. Just for laughs. Así que permanezcan atentos a sus pantallas.
A los lectores que descubran ahora este rincón, así como a los habituales —ya vuestra casa—, les dejo una muestra con siete relatos, para que prueben lo que fue y, por seguro, lo que volverá a ser.
Me despido deseando volver a veros a todas y a todos por aquí más pronto que tarde.
Un fuerte abrazo.
Alejandro Candela Rodríguez